Cuando Anduriña, emigrante gallega, descubrió hace algunos meses que acababan de abrir un cocedero de mariscos en su barrio, no pudo evitar dar saltos de alegría. Desde aquel momento no hay semana que no pase por allí a comprar algo de marisco para recordar, junto a otros amigos, el sabor de su tierra.
Pero últimamente sospecha que los dueños del cocedero no son trigo limpio. Cuando prepara sus famosos mejillones en salsa, muchas veces se encuentra que al ir a comer uno está solo la concha. Al principio pensaba que el mejillón se habría soltado y alguno de sus invitados tendría la suerte de comer dos en uno. Pero tras semanas quejándose de su mala suerte se ha planteado que quizá no sea tal. Es posible que en el cocedero estén, intencionadamente, quedándose con algunos mejillones y metiendo conchas vacías. ¡Es el negocio redondo! Cobran conchas a precio de mejillón, y éstos los venden al doble de precio, sin la concha, por otro lado.
Para poner a prueba su teoría, las próximas semanas va a anotar cuántos mejillones se comen realmente con cada concha, sabiendo que al cocinarlos siempre quita una de las dos conchas del mejillón.
La entrada comienza con un número que indica cuántos días ha comprado mejillones Anduriña para comprobar si hay o no engaño. Por cada uno, aparecen, en una línea independiente, cuántos mejillones había en cada concha. La lista acaba con un -1 indicando que no quedan más.
Por cada día de su experimento, el programa generará una línea dando su veredicto. Escribirá "Justo" si el número de conchas era el mismo que el de mejillones, "Suerte" si había más mejillones que conchas y "Timo" si, como sospecha, había menos mejillones que conchas y hay algo turbio en el cocedero.
3 0 1 -1 1 1 -1 2 1 -1
Timo Justo Suerte