Compe y Tencia

Hasta hace bien poco la vida era sencilla en mi pequeño pueblo situado en la serranía de Cuenca. Un bar, un colmado y una farmacia eran los únicos negocios presentes en la localidad, que disfrutaban de sus respectivos monopolios poniendo unos precios quizá un poco excesivos pero merecidos. Al fin y al cabo que te traigan desde la capital los productos que quieres hay que pagarlo.

Sin embargo, hace unos pocos meses la vida se torció para Doña Compe, la dueña del colmado. La culpable es la Señora Tencia, que ha decidido abrir una tienda en la otra esquina del pueblo.

Pero el trastorno no se queda en Compe y Tencia. También a nosotros los aldeanos nos ha trastocado la paz que disfrutábamos desde hacía generaciones. Ahora cuando vamos a comprar, tenemos que decidir a qué tienda vamos.

Mi objetivo, como el de todos, es pagar lo menos posible. Para eso he cogido los catálogos de precios de cada una de las tiendas y he planificado mis siguientes compras. Para cada una de ellas he establecido a cuánto ascendería mi cuenta en ambas tiendas, de forma que me ayude a decidir a cuál de las dos voy en cada momento. Eso sí, en aras de la paz y armonía de nuestro pueblo, me he marcado un número mínimo de visitas a cada una de las tiendas, para que ninguna de las dos empresarias se moleste conmigo (¡las dos son amigas de la infancia!).

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